Repositorio de la UPEL: Libro "La Escencia del Niño"
El libro se divide en varias secciones:
Ser Niño: Describe la infancia como una experiencia pura que combina amor y juego, elementos esenciales que representan el ser genuino de los niños. Aquí, se considera al niño no solo como alguien en formación, sino como un ser completo que aporta alegría, espontaneidad y una percepción única del mundo.
Belleza y Nobleza Humana: El texto resalta la belleza inmanente y la bondad moral del niño, quien, debido a su sinceridad e inocencia, se convierte en un modelo de pureza y ética. Esta sección argumenta que los niños actúan desde un estado natural de bondad, sin la malicia que suele impregnar la vida adulta.
Ser Espiritual: Define la espiritualidad del niño como una dimensión intrínseca que conecta a los niños con los demás y con el mundo de manera genuina y noble. González Pérez señala que los niños, con su forma de ser pura y auténtica, representan lo divino en la humanidad.
Semilla Resiliente: La autora presenta la resiliencia como una capacidad innata en los niños, que, aunque vulnerables, poseen una fortaleza interior y un optimismo natural que les permite adaptarse y superar desafíos.
Significados Educativos: En esta parte, se considera a los niños como maestros naturales. A través de sus actos espontáneos y su creatividad, enseñan a los adultos lecciones sobre el amor, la bondad y el asombro. Se destacan cualidades artísticas, como la creatividad y la imaginación, características de los niños que deben ser promovidas en entornos educativos.
"La Esencia del Niño" de Francis Carolina González Pérez es un viaje hacia lo más puro de nuestra naturaleza, un recordatorio poderoso de que los niños no solo están aquí para aprender de nosotros, sino para enseñarnos lo que realmente importa. En su esencia, el niño es un ser de amor, de juego, de bondad y asombro. Nos enseña que vivir sin prejuicios, abrazar la curiosidad y ofrecer nuestra bondad sin reservas es lo que mantiene viva la chispa de la humanidad. Entonces todo esto nos lleva a una sola conclusión, subestimamos a generación de relevo.
Cada niño es un reflejo de lo mejor que podemos ser. Su espiritualidad, su nobleza y su alegría innata nos invitan a recuperar la inocencia que alguna vez fue nuestra, esa fuerza vital que trasciende las barreras del tiempo y nos recuerda que, si permitimos que el niño en nosotros resurja, podemos ver el mundo con la misma frescura y bondad.
Es un llamado a proteger y nutrir esta esencia infantil no solo en los niños, sino también en nosotros mismos. Porque, al final, rescatar y valorar al niño que fuimos es reconocer que, dentro de cada uno de nosotros, hay un maestro en espera de redescubrir el amor, la empatía y la esperanza que transforman vidas y dan propósito. "La Esencia del Niño" nos muestra que esa esencia no solo ilumina la infancia, sino que puede iluminar el mundo entero si nos atrevemos a verla y honrarla.
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